Como una forma de marcar un hito y cerrar su proceso, una usuaria del Programa Ambulatorio Intensivo PAI Mujeres “Wanda Clemente Gárate” quiso contar anónimamente su experiencia de tratamiento y recuperación tras sobrellevar consumo problemático de sustancias, especialmente luego de cumplir la meta personal de titularse de Psicóloga.
El comienzo de su camino de rehabilitación lo llevó a cabo en el Programa Ambulatorio-Residencial “Los Olivos”, donde siendo aún adolescente pudo superar su consumo problemático de pasta base. Confiesa que entró allí por una etapa de rebeldía desatada por críticas a su forma de ser, la que la llevaron a cambiar su perfil de alumna modelo a “niña problema”, del cual sólo salió gracias a su proceso en la Comunidad Terapéutica.
Sin embargo, tras pasar esta etapa recayó en el alcohol, sustancia que nunca cuestionó en su peligrosidad por ser socialmente aceptado y parte de manifestaciones culturales en las que participaba. “Cualquier persona que ha recaído le va a dar mucha vergüenza decirlo”, reconoce, agregando que su adicción al alcohol era muy difícil de sobrellevar por los estigmas que conlleva; “ser mujer y ser alcohólica ya es terrible, es un problema de sentirse como lo peor, que uno no vale nada”.
Y mientras estudiaba la carrera de Psicología en formato vespertino, empezó a sentir que perdía el control respecto de su vida. Entonces decidió hacer cambios, empezar a estudiar de día y alejarse de ambientes que ella ya reconocía como riesgosos; “no me hacían sentirme bien, me sentía incomoda y presionada”. Además, tomó la decisión de iniciar un nuevo tratamiento orientada por la coordinadora del PAI Mujeres Patricia González, quien como profesora universitaria le recomendó seguir su proceso de sanación en este programa especializado en rehabilitación de mujeres, ejecutado por CORFAL en convenio con SENDA.
Empezando de nuevo, nuevamente
Hoy, luego de su segundo proceso, cumplió las metas de rehabilitarse de sus adicciones y sacar un título profesional. En su experiencia, prevenir el consumo “es un proceso de maduración” donde destaca la capacidad que uno debe tener de perdonarse y resignificar, además de tomar conciencia de los factores de riesgo. En esto, resalta que una de las cosas que suelen permitir recaídas es la búsqueda de situaciones difíciles: “en la mujer pesa mucho la culpa, y la culpa es excusa para seguir embarrándola”, declara, explicando que en su caso tuvo que ir dejando las razones y ahora lo último que piensa como método de superar problemas es volver a consumir porque “la única que se va a perjudicar soy yo”.
Resaltó la importancia de las redes de apoyo, las que en su caso han sido su participación en una Iglesia (“que te hace sentir y enfrentar tus emociones, mientras que en el consumo estás tratando de evitarlas”) y sus estudios de Psicología, además de la asesoría del equipo del PAI Mujeres, quienes en su proceso le dejaron una importante lección: “lo más importante que aprendí es algo tan sencillo pero súper relevante, que es saber educarse en el aspecto de las emociones”
Dentro del apoyo que le prestó el PAI Mujeres, ella destaca la importancia de la confidencialidad y el trabajo del trabajo la lucha contra la ansiedad, el desarrollo de la paciencia y la posibilidad de reconciliarse con ella misma, lo que la ha inspirado a ayudar a otras mujeres en su situación invitándolas a iniciar sus propios procesos en el PAI “Wanda Clemente Gárate”.
Consejos profesionales desde la experiencia testimonial
Es a estas mujeres a quienes entrega su consejo: “le recomendaría escucharse, porque en el consumo siempre estamos tratando de evitar emociones. Le diría “para un ratito», y te invito que a lo mejor te escuches qué te está pasando”. También hace hincapié en la paciencia porque “queremos todo rápido, encontré una solución pero quiero que pase rápido. Les diría que mejor sean perseverantes y que de a poco vayan mirándose y descubriéndose como ella es ahora sin (el consumo).
“Que confíen en ellas, no lo vean como una lucha, porque cuando (la rehabilitación) es una lucha terminan más cansadas. Entonces que lo vean como un proceso”, declara.
Pese a lo difícil que ha sido para ella sus dos experiencias, confiesa guardar bonitos recuerdos de sus pasos por “Los Olivos” y PAI Mujeres “Wanda Clemente Gárate”, resaltando los nexos afectivos con los equipos y la entrega de éstos para lograr cambios que mejoraran su vida.
“Todo lo que pasé, ahora lo veo como algo positivo” dice confiada y es por ello que quiere aprovechar su testimonio para ayudar ahora en su nuevo rol profesional como psicóloga. “La experiencia a lo mejor haría que las personas confiaran más en mí, y que puedan ver que si se puede y vean una motivación”. Además, resalta sus habilidades para reconocer con mayor facilidad las estrategias que usan los y las usuarios para volver a consumir o mentir sobre el tratamiento, lo cual es un plus que aprendió desde su vivencia, no en la Universidad.
Aprovecha también de aconsejar a los demás profesionales: “siento que tengo mucho más paciencia y no pondría expectativas en otro, porque sé cómo es el proceso, sé lo complejo que es” aconsejando que los encargados de tratamiento motiven, reconozcan los avances y no menosprecien a los usuarios y usuarias que recaen y vuelven a vivir el proceso, porque ella debió vivir dos para estar bien y salir adelante, pues la rehabilitación “es un proceso de maduración” y depende de los ritmos de cada persona.